¡Qué envidia sentía de Lorenzo! ¿Cómo un hombre así merecía que Marisela lo quisiera durante tantos años? ¿Simplemente porque no fueron al mismo instituto? ¿Porque el que llegó primero se llevó la ventaja?
Mientras las veía alejarse, Matías regresó a su apartamento. Su plan de invitar a Marisela a salir durante el fin de semana tampoco había funcionado.
—Y para esto me llamaste. Pensé que ibas a entrar, pero solo llegamos hasta la entrada del complejo. ¿Qué hay que evitar? Es un lugar público —bromeó Celeste mientras conducía.
—En realidad, no quería encontrarme a solas con Matías. Es algo incómodo... —confesó Marisela.
Anoche, cuando él malinterpretó la situación, su reacción tan entusiasta y urgente, incluso diciendo que se responsabilizaría casándose con ella, la había asustado un poco. Sumando a esto que a Matías ya le gustaba ella, mejor mantener la distancia.
—Vamos al cine y después a cenar, yo invito —propuso Marisela sonriendo.
—¡Perfecto! Quiero ver esa nueva película románti