De golpe, Lorenzo arrojó el teléfono con furia y golpeó la mesa de madera con un puñetazo tan fuerte que las carpetas temblaron.Había creído que Marisela lo estaba amenazando con el divorcio, esperando que él le rogara volver. Pero ahora aparecía otro hombre a su lado, y ella afirmaba que los documentos eran verdaderos y que él había firmado.
¿Seguía enojada con él? ¿Por eso sonaba tan convincente, e incluso había buscado a otro hombre para provocarlo?
Con el rostro sombrío de ira, Lorenzo apretó los dientes y contactó nuevamente con la policía, decidido a localizar la posición exacta de Marisela para ir a buscarla personalmente.
Lamentablemente, al hacer la llamada, le informaron que la denuncia había sido retirada.
—¿Quién autorizó eso? ¡Aún no he encontrado a la persona! —cuestionó Lorenzo atónito.
—Su familiar lo solicitó. Si decide reportar nuevamente, se considerará una denuncia falsa —respondió el oficial.
Tras decir esto, colgaron. Lorenzo se quedó paralizado por unos segundos