Celeste ya tenía suficiente tiempo para más pensamientos, se dio la vuelta y corrió en dirección contraria a la de Margarita. Si el objetivo del hombre era ella, al separarse, Margarita estaría más segura.
Sin embargo, como ella solo se concentraba en el pensamiento de huir lo más rápido posible, sin poner atención a los adoquines del suelo, y sin querer, tropezó y se estrelló contra el piso con fuerza.
Su frente se golpeó contra un poste de alumbrado, haciendo que todo a su alrededor diera vueltas.
Los pasos detrás de ella también la alcanzaron en ese momento, el hombre tenía una mirada feroz y sin decir nada más, levantó un cuchillo y se lo clavó.
Celeste abrió los ojos aterrorizada...
¡Pum!
De repente, un cuerpo se abalanzó sobre ella, y solo se escuchó el sonido del cuchillo perforando la carne...
—¡¡¡¡Margarita!!!!
—Señorita, ¡corra!
Margarita la cubrió por completo con su propio cuerpo. Su rostro se puso totalmente pálido y le gritó aguantando el dolor punzante:
—¡Corre...! ¡Aa