El único sonido que se escuchaba en el bosque era el de los aullidos, gemidos y golpes llenos de dolor rabia e ira. La necesidad de protección hacia su hembra lo hacía volver loco. Mientras más lobos mataba para acercarse a Diana, más aparecían.La luna estaba brillando en el cielo reflejando los cuerpos que se enfrentaban.Los movimientos de Diana estaban llenos de gracia mientras su pelaje brillaba bajo la luz de la luna. Jamás hubiera esperado convertirse en loba en estas circunstancias y gracias al entrenamiento con sus padres era fuerte y ágil, una guerra nata que había regresado para esto, para defender a los suyos.Había tantas cosas en su cabeza, el sentimiento de traición, el amor perdido por su compañero, la ansiedad por conocer a su hijo qué había creído perder.—Entrégate a mi —gruñó Adel con su voz lupina mientras ambos luchaban—. Una vez él te apartó de mí, eras mía. Lo sabes.—Jamás fui tuya. Puede que mis cuidadores me prometieran a ti, pero jamás te amé. No como amé a
El macho enseguida se tensó por el rechazo de su hembra.El recordar que Dian había huido de él como en el pasado lo había hecho enloquecer.Había temido que acabaran con su vida como en el pasado, sabía que la obsesión de Adel no era un juego, mucho menos cuando ella estaba vulnerable sin conocer nada de su pasado.Había querido protegerla y por suerte había llegado antes, sin embargo, Diana ya había conocido a su loba interior y le había dado una buena pelea, pero Aris se había asustado Cuando gaden la mordió justo en su marca de compañeros, había creído que iba a perderla de nuevo y la desesperación lo llevó a actuar con rapidez.—Hablaremos de lo que quieras, pero primero dime que estás bien, por favor...—Estoy bien —dijo ella tensa desviando su mirada lejos de él—. Suéltame.Ella quería mantener la distancia con él.Diana había decidido que la conexión con Aris era demasiado intensa.Había muchas cosas de su pasado y ahora de su presente que no podía perdonar, aunque estaba apen
—¿Lista para irnos, pequeña? —La pregunta de su padre la sacó de sus pensamientos.Enseguida Diana se giró a mirarlo antes de asentir con la cabeza.—Einar quedó en ir a visitarme a la manada, sabes que tengo responsabilidades. —¿Estás segura, Diana? —preguntó Dana.No quería que a su bebé le rompieran el corazón más aún cuando podía elegir a su compañero y dejar de ser testaruda y por lo menos intentar hablar con Aris.—Estoy segura mamá no tengo nada que hacer aquí, salvo por mi hijo, no tengo nada en este lugar.—Venía a pedirte exactamente eso, mamá. Quédate aunque solo sea por esta noche, es la coronación de mi padre y quisiera que estuvieras aquí solo para acompañarme ¿Crees que sea posible hacerlo?Diana miró a Einar en blanco. Quería desesperadamente alejarse de Aris porque si seguía viéndolo sabía que su dolor aumentaría más aún porque estaban vinculados a pesar de que Adel hubiera tratado de cambiar ese hecho.—Yo...Al ver la súplica en los ojos de Einar suspiró antes de
Aris no dudó en correr persiguiendo a su hembra.Diana no tenía ni la menor idea de lo mucho que encendía a su lobo interior con aquella persecución.Había llegado el momento. No más juegos.Ella era suya e iba a dejárselo saber, incluso aunque tuviera que convencerla de la manera más caliente que pudiera.Mientras ella corría podía sentir el aroma de su miedo y deseo mezclarse con uno más dulce que tenía días oliendo.¿Ella no se había dado cuenta o él lo estaba imaginando todo?De repente, sus brazos la rodearon evitando que siguiera corriendo.Diana no pudo callar el gemido de sorpresa que salió de sus labios.—Suéltame —Pidió sin aliento y sintió al macho tensarse pero pronto él apartó sus manos de alrededor de su vientre y la soltó para después girarla para que lo enfrentara.—Hablemos. Cuando despertaste dijiste que teníamos que hablar pero me rechazaste...Ella lo miró con frustración y molestia, queriendo mantener a raya las lágrimas que amenazaban con escapar de sus ojos. —
—¿Estás complacida, Diosa? —preguntó el sirviente a su lado.La diosa Luna sonrió con embeleso mirando la reencarnación de su hijo y de su hembra.Luego echó otro vistazo a Kian y a Dana, a Alessandro y Zakia.—Estoy complacida. Escogí la mejor descendencia para ellos y por supuesto para mis futuros nietos. Aunque Einar es perfecto.—Pero necesitaba que Diana fuera en esta encarnación una híbrida.—Sabes el poder que tienen los híbridos, mezclada con la sangre de un Lycan...—El resultado son lobos sumamente poderosos. Ellos no saben que van a crear la mejor descendencia —sonrió ella con satisfacción. Gavin miró a su amo y a esa loba impertinente y fue imposible no sonreír. —No creo que les importe mucho sobre descendencia. —Por supuesto que no. Lo único que quieren es que todo el mundo desaparezca para solo estar ellos.—Diosa... ¿Los hijos de todos ellos estarán en esa guerra de los dioses?La diosa Luna se tensó antes de suspirar.—Espero que no, pero por si acaso, necesitaba de
LA MANADA DEL OESTE—Antes de morir, ¿Cuáles son tus últimas palabras, mi querida sobrina?Veo ese brillo asesino en sus pupilas mientras levanta sus garras tratando de encajarlas en mi piel para robarme mi último suspiro, como lo hizo con mis padres. Y pronto, una sonrisa maliciosa se extiende por su cara.—¡Vas a pagar por esto, haré que te arrepientas!—¿De verdad?Está burlándose de mí, pero no le respondo. Sin que lo espere, levanto mi pierna golpeándolo fuerte con mi pie justo en la garganta logrando dejarlo sin respiración por unos segundos. Enseguida ruedo mi cuerpo por la tierra apartándome de él mientras me pongo de pie en el acto sin volver a mirar en su dirección.Esta puede ser mi última oportunidad y no voy a perderla.Estás cerca de tu destino, Dana.—¡Voy a matarte!El vello se me eriza sabiendo lo cerca que está.Soy débil en comparación a él. Un Omega que ha ido a la guerra más veces de las que soy capaz de contar mientras que yo ni siquiera tengo a mi loba aún. Sin
El Alfa completamente tenso por aquel atrevido toque y todos se congelaron mirando las manos que agarraban con fuerza la bota del Alfa.Todos sintieron pena por el atrevido intruso.Pues nadie podía tocar a su peligroso líder, ni siquiera una bota, y mucho menos una mujer.El Beta fue el primero en reaccionar, agachándose para retirar las manos de la mujer y comprobar sus constantes vitales, pero pronto negó con la cabeza.—Alfa, se está muriendo.Alfa Kian bajó los ojos mientras escrutaba fríamente a la intrusa, una mujer moribunda que había cruzado sus límites.Levantó la mano dispuesto a que el Beta se deshiciera de ella, pero con la mano congelada en el aire se quedó inmóvil al notar que aún inconsciente ella se movió y su cabello se apartó de su rostro mostrando sus rasgos femeninos.Los machos que lo acompañaban quedaron paralizados ante la belleza majestuosa de la hembra, pero el Alfa frunció ligeramente el ceño sin apartar aquellos ojos de la intrusa.No era la primera vez que
—Ni siquiera pudiste defenderte de un lobo de clase baja y aún así planeas gobernar —bufa las palabras deslizándose detrás de mí.Después de que me trajera a esta habitación es lo único que ha dicho, estoy frustrada pues sé que tiene algo de razón.La tensión entre nosotros es palpable pero aumenta de nivel al sentirlo rozar la piel de mi espalda. Intento girarme para mirarlo. El siguiente movimiento de su parte me eriza la piel provocando que me detenga en el acto. Rompe mi vestido dejando mi espalda desnuda ante sus ojos.—No te muevas —ordenó con voz de Alfa.Está acostumbrado a mandar y por más que yo sea una Omega no estoy acostumbrada a obedecer pues crecí en la realeza Omega, alejada de los Alfas. Sin embargo, estoy paralizada tal y como si él hubiera puesto un hechizo sobre mí.Siento su poder y es inquietante.La yema de sus dedos roza mi carne vulnerable por el ataque de Owen y luego siento que vierte algo en mis heridas.—¿Alfa? ¿Estás curándome?La sangre de Alfa era curat