CAPÍTULO CINCUENTA Y CUATRO 

ROUX

Bebo otro sorbo de la botella. El whisky me quema la garganta cuando me tropiezo con una raíz. El bosque da vueltas, pero no me importa. Casi nada me ha importado desde que ella lo eligió a él.

La botella está casi vacía. Bien. Quizás me la termine y me desmaye aquí mismo, bajo las estrellas. No sería la primera vez esta semana.

Mi lobo gime, miserable e inquieto. No entiende por qué nos fuimos, por qué no luchamos por nuestra pareja. ¿Pero qué sentido tiene? Me miró a los ojos y eligió al hombre que la rechazó. Al hombre que le dijo que no era lo suficientemente buena.

Me río, áspero y amargo. El sonido se lo tragan los árboles. "No es suficiente", murmuro sin dirigirme a nadie. "Ese cabrón le dice que no es suficiente, y aun así lo elige".

Otro sorbo. La botella está vacía. La lanzo contra un árbol y la veo romperse; el sonido es tan satisfactorio que casi duele.

Me hundo contra el tronco de un árbol, la cabeza dándome vueltas. El arroyo cercano corre sobre las rocas, tranquilo
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