Inicio / Romance / La cláusula del millonario / Capítulo 3: Una Propuesta y Dos Copas de Vino
Capítulo 3: Una Propuesta y Dos Copas de Vino

Sofía sostuvo el sobre como si llevara una bomba dentro. En cierto modo, lo hacía. Uno de esos explosivos silenciosos que no estallan en ruido, sino en decisiones.

Entró a su apartamento —un piso pequeño, pero cálido en Queens— donde los ruidos del tráfico parecían formar parte de la decoración. Se quitó los tacones de inmediato, lanzó la chaqueta al respaldo del sofá y fue directo a la cocina. Abrió una botella de vino —la más barata de su minúscula colección—, sirvió dos copas y envió un mensaje rápido:

“Ven. Urgente. Vino incluido.”

Lena tardó quince minutos. Sofía escuchó el golpecito de la llave en la cerradura antes de verla entrar con su habitual aura de caos encantador: bata de residente, el pelo en un moño que desafiaba la gravedad, zapatillas deportivas desparejas y ojeras que contaban historias de guardias interminables.

Lena Álvarez era su mejor amiga desde la universidad. Habían compartido más cafés que horas de sueño, y más crisis existenciales que muchas parejas. Mientras Sofía estudiaba leyes y soñaba con justicia, Lena dormía en la biblioteca de la facultad de Medicina y prometía que un día sería una gran cirujana… o una loca con bisturí, según su humor.

Eran opuestas en casi todo. Sofía, estructurada; Lena, impredecible. Pero entre las dos existía un vínculo casi sagrado, tejido a base de sinceridad brutal, abrazos incómodos y una lealtad que no pedía explicaciones.

—¿Murió alguien? —preguntó Lena sin rodeos al entrar—. Solo dime si hay que buscar una pala. Ya tengo una idea de dónde ir a borrar evidencia.

—No. Pero me ofrecieron matrimonio que creo que es aún peor.

Lena parpadeó.

—¿Qué?

Sofía le extendió el sobre, sin más. Lena lo abrió y leyó en silencio durante varios minutos. Frunció el ceño en algunos párrafos, soltó un resoplido incrédulo en otros.

—¿Este tipo es real? ¿No es un millonario ruso traficante de armas?

—No. Es Ethan Blake.

—¿El de Blake Tech? ¿Ese que sale en Forbes con cara de “me acabo de comprar un satélite para desayunar”?

Sofía asintió.

—Ese mismo.

Lena dejó caer el sobre sobre la mesa, tomó su copa de vino y bebió tan largo que pronto el líquido rojizo se acabó y volvió a servirse más.

—¿Y qué se supone que hagas tú con esto?

—No lo sé. Parte de mí quiere reírse. Otra parte... está considerando leer la letra pequeña, aunque él jura que no hay tal cosa. Pero simplemente no puedo confiar en un hombre de traje, ya sabes que confío más en el diablo que en esos seres.

Lena la miró como si acabara de anunciar que se uniría a una secta.

—¿Estás loca? ¡Sofía, es un contrato de matrimonio! Un matrimonio falso. ¿Esto no te recuerda a esas novelas que lees para distraerte?

—Justamente por eso me asusta —respondió ella—. En los libros, siempre se enamoran. Y luego se destruyen.

—¿Y tú crees que podrías...?

Sofía la interrumpió con una risa breve, seca.

—¿Enamorarme de un hombre que usa la palabra “eficiente” como si fuera el mayor elogio del mundo? Por favor.

—¿Y entonces? ¿Qué te frena?

El silencio se instaló. Sofía giró la copa entre los dedos, sin mirar a Lena.

—Podría pagar la deuda médica de mamá. Podría dejar de preocuparme por el alquiler. Podría, por primera vez, tomar una decisión que no sea solo para sobrevivir. Pero tengo miedo de que las cosas no salgan como se encuentran planteadas en ese contrato, y no, no estoy hablando de amor. Simplemente mi idea del matrimonio es totalmente diferente a como la mira Ethan Blake.

Lena bajó la copa. Su tono cambió.

—Sofi, mírame. Si decides hacerlo, te voy a apoyar. En lo que sea. Pero prométeme algo.

—¿Qué?

—No te pierdas a ti misma. Ni siquiera por alguien como él. —Lena tomó las manos de Sofía con cariño —y sí, sé bien que el matrimonio para ti es algo más que firmar un contrato que te puede asegurar una vida llena de tranquilidad y que no tengas que trabajar más con esos hombres de trajes que tanto aborreces.

Sofía asintió. Despacio. Con esa expresión que decía que entendía… aunque no estaba segura de poder prometerlo.

Porque lo más peligroso de Ethan Blake no era su dinero, ni su poder, ni su oferta.

Era que, detrás de toda esa fachada de acero, había algo roto. Algo que ella reconocía. Algo que se parecía demasiado a sí misma.

Y eso, más que cualquier cláusula, era lo que de verdad la hacía temblar…

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP