De repente, la puerta se abrió con estrépito, el director irrumpió corriendo, su rostro una mezcla de preocupación y sorpresa al ver a Leo cubierto de sangre, arrodillado junto a Aileen, quien permanecía desmayada, pero sin rastro del sangrado.

— ¡¿Qué diablos está pasando aquí?! — exclamó el director, acercándose con rapidez.

Sasha, sin apartar la mirada de Aileen, respondió con voz firme, pero agotada, incluso su bata tenia unas gotas de sangre.

— Se desmayó y comenzó a sangrar mucho, pero logré controlar la hemorragia. — el director asintió, sacando su teléfono con manos temblorosas.