Paul
La presencia de Alicia me estaba viniendo de perlas para dejar un rato a solas a Marina, la verdad no me agradaba la idea de dejarla sola rodeada mayormente de gente hostil y no quiero ni imaginar si la familia de Carlos la ve. A lo lejos pude ver como la sabandija de Carlos se dirigía hacia una de las salidas y vi mi oportunidad de enfrentarlo, no me podía aguantar más. Lo seguí hasta los jardines espectaculares del hotel, había rosas rojas, rosas y olía intensamente a jazmín por todas partes. Demasiado intenso para mi, tengo que traer a Marina a este lugar ¿Le gustará? En eso pensaba cuando lo vi semi-apoyado en una de las esculturas de piedra blanca, encendiéndose un cigarrillo.
—Por fin te encuentro a solas—. Dije mientras avanzaba hacia Carlos, que estaba de espaldas a mi.
Carlos se dio la vuelta, mientras expulsaba el humo del cigarrillo. Por lo que veo esa mala costumbre no se la había quitado.
—¿Qué es lo qué quieres Pablo? Has tenido muchas oportunidades estos días de ha