Alicia
Mi invitación a comer a mi casa hoy parece que no podrá ser. Marina me comenta que ha surgido así espontáneo una barbacoa en casa de una empleada suya. Me ha pedido que vaya, que no sea tímida y acuda con mi hijo y si quiero llevar a alguien más no pasa nada. ¿A quién voy a llevar yo? Ahora que lo pienso, pensaba invitar a comer hoy a Carlos también. Por lo que sé se encuentra en su piso, arriba, enfrascado en documentos relacionados con la trama corrupta de su mujer. ¿Querrá venir conmigo? Si está Marina allí, también estará Paul y por lo que sé ellos parece que ya se llevan bien. A Carlos le vendría bien también salir y ver caras nuevas.
Que vergüenza, no conozco a los anfitriones ¿debo llevar algo para la barbacoa? En seguida me pongo nerviosa, retuerzo mis manos y lo primero que hago es subir a hablar con Carlos. Como me esperaba entro hasta su despacho, está con ropa de trabajo en su propia casa. Quien demonios va por su casa en traje y chaqueta.
—Carlos ¿te molesto? —toco