Por Gonzalo
-Está fría el agua.
Dijo mi novia.
-Chiquita…yo te caliento.
Caminé con ella mar adentro.
El día era espectacular y el sol brillaba en lo alto.
El mar estaba bastante tranquilo, planchado, sin demasiadas olas y casi no había viento.
Estábamos bastante adentro en el mar, las olas rompían luego de la línea de donde nos hallábamos, pero había muy poquitas, esas que apenas se sienten y rompen despacio, en la orilla.
-Es muy hondo, no hago pie.
Hacía pie, pero me doy cuenta que le tiene miedo a la profundidad del mar.
No me lo dice, pero estoy aprendiendo a conocerla.
La levante a upa y ella envolvió mi cintura con sus piernas.
La bajé unos centímetros y quedó apoyada en mi hombría.
Comencé a besarla, ella se movía sobre mí.
Ahora sí, no pude ni quise reprimir mis gemidos.
Debi estaba sintiendo mi excitación y se restregaba en mí.
-Chiquita…me vas a hacer ir…quiero hacerlo ahora.
-¿Estás loco? Todos se van a dar cuenta y no nos podemos cuidar.
-Es un punto válido…es que necesi