Nikolai estaba sentado en su oficina privada dentro de uno de sus clubes más exclusivos. Sus pensamientos estaban demasiado ocupados en lo que su hombre de confianza tenía que decirle.
Frente a él, Viktor, un hombre fornido con cicatrices en los nudillos y un aura de letalidad, esperaba en silencio, con un expediente grueso entre las manos.
—Dime que traes algo bueno —ordenó Nikolai.
Viktor le tendió el expediente sin perder tiempo.
—No sé si lo llamaría “bueno”, pero es jugoso.
Nikolai arqueó una ceja y abrió la carpeta, escaneando rápidamente las primeras páginas. Entonces, se detuvo en seco. Sus ojos oscuros se clavaron en la línea que acababa de leer.
Sofía Ivanova. Estado civil: Casada. Esposo: Alexei Ivanov.
El aire en la oficina pareció volverse más pesado. Nikolai cerró el expediente con un golpe seco y alzó la mirada hacia Viktor.
—Dime que esto es un maldito error.
Viktor negó con la cabeza, con expresión sombría.
—Verifiqué tres veces. Tienen un certificado de matr