#50:

Colgué tras esforzarme por mostrarme compasiva con Eliza y encontré a Layla estirada en el sofá fumando un cigarrillo y bebiendo un líquido transparente que, sin duda, no era agua.

—Pensaba que habíamos acordado que no fumarías dentro —observé mientras me dejaba caer a su lado y ponía los pies en la mesita de madera arañada que nos habían pasado mis padres—. Sabes lo mucho que molesta ese olor.

Ella no era una fumadora a tiempo completo, por lo general solo fumaba cuando bebía y no era dada a comprar tabaco. Sin embargo, una cajetilla de Camel asomaba por el bolsillo de su enorme camisa. Le zarandeé el muslo con el pie y señalé con la cabeza los cigarrillos.

—Sabía que te molestaría —dijo, y dio una lenta calada a su cigarrillo—.Estoy haciendo tiempo y me ayuda a concentrarme.

—¿Tienes que entregar algo? —pregunté.

Ella estaba haciendo ese semestre diecisiete créditos para subir su nota media después del desastre de la primavera. La observé mientras daba otra calada y la bajaba con
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