Laura avanzó con curiosidad mientras Alex se acercaba a una estantería de cristal en el fondo de su oficina. Abrió una carpeta con algunos diseños preliminares de la nueva campaña.
“Mira” —dijo, señalando una imagen en la que el concepto central estaba destacado.
Laura se inclinó ligeramente para verlo mejor, y en ese instante, Alex se movió también para tomar otro documento. Sus cuerpos quedaron peligrosamente cerca.
El roce fue sutil. Apenas un contacto entre su brazo y el de Alex, pero la energía que se desplegó entre ellos fue instantánea. Laura sintió el escalofrío recorrer su piel.
Ella giró levemente la cabeza, y cuando lo hizo, se encontró con la mirada de Alex, más profunda de lo usual, cargada con algo que jamás había visto antes.
“Lo siento” —susurró ella, intentando moverse.
Pero Alex no retrocedió.
El aire entre ellos cambió, se volvió denso, atrapándolos en un universo que existía solo en ese momento.
“No fue nada” —murmuró él, con una voz más baja, más g