El sol ascendía con suavidad, tiñendo el cielo con tonos cálidos mientras la ciudad despertaba lentamente. En “Los Laureles”, el ajetreo comenzaba temprano.
El equipo de trabajo llegaba con energía renovada, entusiasmado por los próximos proyectos que prometían llevar la marca a nuevas alturas. Laura, en su escritorio, revisaba los informes de ventas de la semana anterior.
Cada cifra, cada análisis le confirmaba el impacto positivo de la nueva línea de maquillaje, pero para ella, lo más importante eran los mensajes de los clientes. Ver comentarios sobre cómo los productos habían ayudado a las personas a sentirse más seguras y auténticas le llenaba de orgullo.
Mientras organizaba la agenda del día, su teléfono vibró con un mensaje de Alexander. **“Reunión con el equipo de diseño en 30 minutos. Tenemos una propuesta interesante que quiero discutir contigo”**. Laura sintió una mezcla de emoción y nerviosismo.
Desde que había asumido su rol como asistente administrativa, Alexander le hab