La mañana amaneció radiante, iluminando la ciudad y el corazón de Laura. Una energía nueva la abrazaba, como un abrigo cálido que la motivaba a levantarse y enfrentar el día con una actitud decidida. Había pasado noches enteras preparando su presentación, analizando cada cifra y cada propuesta con meticulosidad, sabiendo que no solo se trataba de una cuestión de trabajo, sino de demostrar su potencial a sí misma y a los demás.
A medida que se vestía, eligió cuidadosamente un conjunto que reflejara un look más profesional: un blazer bien ajustado y una blusa de colores suaves. Se miró en el espejo y sintió que esa imagen proyectaba lo que quería ser: una profesional en el mundo del maquillaje, lista para asumir más responsabilidades y defender sus ideas.
Al llegar a “Los Laureles”, la familiaridad del entorno la envolvió, pero había una diferencia palpable en su postura. Caminó con paso firme, mostrando una nueva actitud que no pasaba desapercibida para sus compañeros. Al cruzarse con