La mañana en la oficina transcurría con la habitual rutina, pero en el ambiente se percibía una tensión latente, como si una tormenta silenciosa se cerniera sobre todos.Laura, sentada en su escritorio, prestaba atención a cada movimiento, cada gesto, consciente de que en cualquier momento Clara podría intentar algo nuevo para minar su posición. La estrategia que habían planeado Marta y Carlos parecía estar funcionando, y Laura sentía que cada día se acercaba más a su objetivo: que Clara cometiera un error que la expusiera por completo.Pero la calma, en ocasiones, es solo una pausa antes de una tempestad. Y esa tempestad llegó de manera inesperada, en forma de una acusación que sacudiría los cimientos de la oficina y pondría a prueba la paciencia y la integridad de todos.Eran cerca del mediodía cuando Alex, atendiendo a unos correos, recibió un mensaje urgente de Helena, la encargada de Recursos Humanos. La llamada fue breve, pero su tono era serio y preocupado.“Alex, necesitamos
El aire en la sala se tornó espeso, casi asfixiante. Todos parecían contener la respiración, esperando la próxima palabra que detonaría un conflicto inevitable. Helena pasó una mano por su frente, visiblemente tensa. “Voy a ordenar una auditoría digital inmediata” —anunció con decisión—. “No podemos dejar cabos sueltos.” Clara mantuvo su postura rígida, aunque el brillo en sus ojos delataba una preocupación creciente. “Eso es innecesario” —intervino rápidamente—. “La denuncia ya ha presentado pruebas. ¿Realmente queremos malgastar recursos en una investigación que podría confirmar lo que ya sabemos?” Laura notó la sutil desesperación en su voz. Clara quería evitar que se indagara demasiado en los registros. “Si estás tan segura de la veracidad de las pruebas, entonces no debería haber problema en que se analicen los accesos con mayor profundidad” —dijo Laura, con un tono calculadamente tranquilo. Helena asintió y tomó su teléfono, llamando directamente al jefe de TI. “Ne
La tensión en la oficina alcanzaba su punto máximo. Todos sabían que el momento decisivo había llegado. Clara, con los ojos llenos de pánico y una expresión que apenas lograba mantener bajo control, miraba fijamente a Marta y a Carlos, quienes, con cara de determinación, revisaban los últimos informes del equipo de TI. La evidencia que habían acumulado en las últimas horas era irrefutable: Clara no solo había manipulado los registros, sino que también había creado una cuenta oculta para cometer fraudes internos y sabotear a Laura.Marta tomó la palabra, su voz firme y clara, sin dejar espacio para dudas. “Clara, tenemos pruebas concluyentes de que tú creaste la cuenta oculta desde tu dispositivo y que usaste permisos administrativos para acceder a archivos confidenciales. Además, las conexiones no autorizadas, los cambios en los registros y las modificaciones en los archivos… todo apunta a ti.” — Su mirada penetrante buscaba en los ojos de Clara una señal de arrepentimiento, pero
Alex Caravasile, a sus 35 años, era el epítome del éxito en la ciudad de Soapire. Él es de estatura alta, con un rostro atractivo y bien cuidado, su cabello oscuro contrastaba con sus intensos ojos verdes. Siempre vestido con trajes de diseñador, su apariencia impecable reflejaba su filosofía de vida: "La perfección no es opcional, es mi norma."Nacido de inmigrantes rumanos que se establecieron en Venezuela, Alex había experimentado la escasez y las dificultades desde muy joven. Esa infancia difícil fue el motor que lo impulsó a trabajar incansablemente para alcanzar el éxito. Su empresa de maquillaje, "Los Laureles", se había convertido en un pilar en la industria del maquillaje, conocida por su innovación y calidad inigualable.El éxito de Alex no era solo fruto de su esfuerzo, sino también de su personalidad exigente y perfeccionista. En su oficina, dominada por el estilo minimalista y elegante, cada detalle estaba meticulosamente cuidado. No había espacio para errores ni mediocr
El primer rayo de sol se colaba por la ventana, iluminando la pequeña habitación que Laura Kim compartía con su hermana menor, Sofía. El sonido del despertador resonó, marcando el inicio de un nuevo día lleno de oportunidades. Las hermanas Kim se levantaron con la frescura de la mañana, listas para enfrentar otra jornada en la cuidad de Soapire, en la capital de VenezuelaLaura se dirigió a la cocina para preparar el desayuno. Se movía con agilidad y eficiencia, a pesar de la falta de sofisticación en su entorno. El aroma del café recién hecho llenaba el aire, mientras Sofía, aún adormilada pero dispuesta, ponía la mesa.“¿Lista para tu entrevista?” preguntó Sofía a su hermana Laura, sirviendo un plato de arepas humeantes.Laura asintió, mientras untaba un trozo de queso fresco. “Sí, deseo que este sea el día en que finalmente consiga un buen trabajo. Helena Rodríguez la Directora de Recursos Humanos de la Empresa de Maquillaje “Los Laureles” parece ser exigente, pero sé que puedo de
El amanecer se insinuaba a través de las cortinas, tintando la habitación con un suave resplandor dorado. Laura despertó con el sonido del despertador, sintiendo una mezcla de emoción y nervios. Era el primer día en su nuevo trabajo en "Los Laureles".Sofía, como siempre, fue la primera en levantarse. A pesar de su agenda ocupada en la facultad de medicina, no dejaba de motivar a su hermana mayor. "¡Buenos días, Laura! Hoy es el gran día. Estoy segura de que lo harás increíble", dijo mientras preparaba el desayuno."Gracias, Sofía. Tengo un poco de nervios, pero estoy lista para enfrentar lo que venga", respondió Laura, con una sonrisa determinada. Juntas, disfrutaron de un desayuno rápido, conversando sobre sus expectativas para el día.Tras despedirse con un abrazo entre las hermanas Kim en la puerta de su casa, Sofía se dirigió a la universidad, mientras Laura se encaminaba hacia su nueva oficina. El viaje en transporte público le dio tiempo para reflexionar sobre la oportunidad qu
El reloj marcaba las 8:03 a.m. cuando Laura salió apresurada del ascensor. El eco de sus tacones resonaba en el pasillo mientras su mente repasaba las instrucciones que Helena le había dado durante el recorrido. Al llegar a la puerta de la sala de reuniones, apenas tuvo tiempo de acomodarse cuando una voz firme y fría rompió el silencio."Se supone que la puntualidad es una cualidad indispensable, señorita Kim," dijo Alex con un tono gélido, cruzando los brazos mientras su mirada la evaluaba con severidad. "Si no puede llegar a tiempo en su primer día oficial de trabajo, ¿cómo espera cumplir con las expectativas que tenemos aquí en 'Los Laureles'?"Laura sintió cómo el aire se volvía pesado. Respiró hondo y, aunque las palabras de Alex la habían tomado por sorpresa, trató de mantener la calma. "Señor Caravasile, lamento si ha interpretado mi llegada como tardanza, pero estaba terminando un recorrido por las instalaciones con Helena. Estaba cumpliendo con lo que ella consideró necesari
El día siguiente amaneció con una sensación de expectativa en el aire. Laura se despertó más temprano de lo habitual, decidida a prepararse para enfrentar el reto que representaba trabajar con Alex Caravasile. Se vistió con un traje que le daba confianza, uno que la hacía sentirse muy poderosa y lista para conquistar cualquier obstáculo.Al mirarse en el espejo, se recordó a sí misma que no permitiría que la frialdad de su jefe la desanimara; por el contrario, cada interacción sería una oportunidad para demostrar su valía.Al bajar a la cocina a prepararse un café, se encuentra a su hermana Sofía que se despertó muy temprano también para ir a la universidad.“Buenos días, Sofía hermanita mía de alma. No esperaba verte tan temprano. ¿También tienes un día complicado por delante?”“¡Buenos días! Sí, tengo una presentación importante en la universidad hoy. Estoy un poco nerviosa, la verdad. ¿Y tú? ¿Lista para tu segundo round con el jefe exigente?”(Laura riendo) “Bueno Sofía, "lista" es