16. Acuerdo, reglas y...
— ¿Cómo van las cosas con tu jefe, cariño? — le preguntó su abuela, Margaret, después de haber estado hablando un rato sin parar sobre cómo estaba siendo la vida en Manhattan.
Ella se mordió el labio inferior y soltó un suspiro leve.
— Bien, supongo.
Margaret entornó los ojos y negó con la cabeza. Conocía a esa jovencita muy bien.
— Hay algo más, lo sé.
— Abuela… — soltó en voz baja, avergonzada.
— Cariño, sabes que puedes contarme lo que sea, ¿verdad?
Kira asintió. Desde que perdió a sus padres cuando solo era una niña, su abuela siempre estuvo allí para guiarla por el camino del bien, y si había alguien en quien confiar en circunstancias apretadas, era precisamente ella.
— Sí, lo sé, es solo qué… — bajó la mirada. ¿Cómo le decías a tu abuela que se sentía inevitablemente atraída por su jefe sin que le pareciese una locura?
— Mi niña, ¿qué sucede? ¿Ese hombre ha intentado algo contigo? ¿Se sobrepasó de alguna forma? ¡Dímelo y voy ahora mismo a Nueva York a ponerlo en su sitio!
— No,