El sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, teñiendo el cielo de un cálido tono anaranjado que parecía contrastar con la frialdad de la atmósfera en el despacho de Javier. La sensación de estar atrapado entre dos mundos, entre la necesidad de venganza y el deseo de mantener su empresa intacta, le golpeaba con fuerza. La reunión con Helena había sido solo el inicio de una serie de movimientos que alteraría por completo el rumbo de su vida. Pero lo que realmente lo mantenía despierto esa noche no era la estrategia que acababa de trazar, ni las amenazas que acechaban su futuro. Lo que le preocupaba era la verdad cruda que había salido a la luz: su propio padre había estado jugando un juego mucho más grande que el de la familia y las empresas, y ahora Javier no podía escapar de las piezas que él mismo había movido.
Se recostó en su silla, pasando una mano por su rostro, frotándose las sienes como si pudiera disipar el dolor que sentía. A lo lejos, en la ciudad, las luces comenzaban a br