Se abre la puerta y llaman su atención.
—Al fin me dejaron entrar después de suplicarles. —Se acerca a Sam y le da un beso—. ¿Cómo te sientes princesa?
—Estoy bien. —Da media sonrisa.
—Eso me alegra. —Besa su frente y mira Lourdes—. ¿Qué dijo el doctor? —La pelinegra agacha la cabeza.
—Está deshidratada —responde avergonzada y Alessandro mira mal a Sam.
—¡Sam! ¡¿Estás loca?! Me dieron un gran susto, debes comer Sam. —Se sienta en la camilla.
—Lo siento Ale, pero yo tampoco lo entiendo, yo estoy segura que estoy comiendo lo suficientemente bien. —Él se acuesta con ella y la abraza.
—Lourdes por favor, déjanos a solas. —A ella le desagrada la idea, pero lo hace pesadamente porque Sam le ha autorizado—. Esto es algo exagerado, pero por un momento pensé que te iba a perder. —Besa su frente.
—Perdón, no quise hacerte sentir de esa manera. —Se siente culpable sin realmente tenerla.
—Lo sé, sé que nunca es tu intención lastimar a los demás o algo por el estilo, tienes un corazón tan grande q