Mundo ficciónIniciar sesiónCon la respiración exaltada, Charlotte corrió hasta donde se encontraba su bolso, al abrirlo se dio cuenta de la gravedad, ella apretó los labios mientras negaba con su cabeza.
Se sintió impotente al no haber podido salvar el dinero que tenía para pagar la universidad, la furia la estaba consumiendo, sintió deseos de gritar.
Charlotte intentó hablar, pero no logró conseguirlo un enorme nudo en su garganta hacía que todo fuera difícil, una lágrima tras otra rodó por su mejilla, las enfermeras buscaban hacer que se calmara.
Mientras recordaba los momentos vividos su pecho se movía con brusquedad, el horror ante aquel ataque aún continuaba.
Le dieron de beber un vaso con agua, luego de unos pocos minutos la calma llegó, Charlotte pasó la mano por su cabeza, una venda cubría la herida.
—Muchacha, ¿qué te sucedió? —preguntó una de las enfermeras.
—Resbalé —respondió Charlotte desviando la mirada.
No quiso hablar sobre lo que le había sucedido en el baño, lo único que quería era estar sola, cada palabra que le habían dicho esos hombres había quedado grabada en su cabeza.
Charlotte atravesó los pasillos sin encontrar con quien desahogar aquel dolor que la estaba destrozando. Su tranquilidad había desaparecido, aquel dinero era la solución que tanto le había costado encontrar.
Lo peor era que sus manos habían quedado limpias, nuevamente estaba en el mismo lugar de antes, siendo próxima de ser expulsada debido a la falta de pago.
Con los ojos inflamados Charlotte ingresó al aula de clase, el cabello cubría su rostro, de manera silenciosa logró escabullirse de la mirada de Liam, lo que menos quería era que él se diera cuenta de su mala suerte.
Avergonzada se dirigió hacia el lugar que siempre solía ocupar. Ava, su amiga mostrando preocupación en su rostro se acercó, con delicadeza movió el cabello de su rostro logrando ver lo mal que la estaba pasando su amiga.
—Charlotte, amiga... ¿Qué te ha sucedido?, te ves terrible —ante las palabras de su amiga Charlotte tomó su mano y rompió en llanto.
—Estoy mal, últimamente nada sale bien, mi vida es un desastre y nada ni nadie me podrá ayudar a salir de la oscuridad en donde me encuentro —musitó Charlotte.
Su amiga al ver el estado en el que se encontraba Charlotte le brindó un abrazó.
Sin mostrar comprensión, a la distancia se lograban escuchar comentarios, burlas y chistes de mal gusto en contra de Charlotte y su apariencia, especialmente de la venda que cubría la haría en su cabeza.
—Aún no ha llegado el día de disfraces, si no tenías ropa acorde de esta universidad lo mejor es que te hubieras quedado en casa, por lo menos te hubieses tomado la molestia en limpiar esos trapos mugrosos que trae sobre tu cuerpo —comentó Madison desde el otro costado del aula.
Aquellas palabras hicieron que todo el cuerpo de Charlotte se estremeciera de coraje, cada palabra que salía de la boca de esa mujer hacía que sintiera alergia.
Charlotte intentó levantarse de la silla, pero a su amiga la detuvo, Ava con su cabeza negó.
—No lo hagas, ella solo busca provocarte para que caigas en su juego, las dos sabemos que su familia tiene poder y control suficiente para hacerte expulsarte de esta universidad —aconsejó Ava.
—No deberían permitir que cualquier mugrosa pueda entrar en estas instalaciones, tu presencia además de ser contaminación visual causa mal aspecto —agregó Madison sin piedad.
Liam de inmediato se levantó de su silla y fue hasta donde se encontraba Charlotte, él colocó una mano sobre su rodilla y con la otra descubrió el rostro de Charlotte.
—¿Qué ha sucedido princesa? —preguntó fijando la mirada en su rostro.
—No sucede nada, lo mejor es que vayas con Madison, no deberías estar a mi lado —Liam con la mano acarició su mejilla.
—¿Qué diría tu padre si te viera haciendo obras de caridad al brindar tu interés en una... En esa mujer? —agregó Madison desde el otro lado.
—¡Ya basta Madison...! —exclamó Liam queriendo proteger a Charlotte.
Madison simplemente se cruzó de brazos e hizo un gesto de satisfacción en su rostro, detestaba con todas sus fuerzas a Charlotte y no perdía la más mínima oportunidad para hacer de las suyas.
—Buen día jóvenes —saludo el profesor—. Los quiero sentados ahora mismo, no quiero alborotos —habló con firmeza.
—Al terminar la clase espero hablar contigo y que me digas lo que realmente sucede —Liam besó la comisura de los labios de Charlotte y luego fue hasta su silla.
—Antes de poder iniciar con la clase traigo un mensaje de la oficina de recaudación para la señorita Charlotte Strong, debido a su incumplimiento con el pago debe suspender las clases, así que no siendo más la invito a que se retire —habló el profesor con frialdad.
Nuevamente las burlas y comentarios cargados de veneno en contra de Charlotte salieron a flote. Ella completamente destrozada se levantó de la silla, tomó su bolso de mano y salió sintiéndose de lo peor.
Liam se levantó de la silla e intentó ir tras de ella, pero Madison tomó su mano impidiendo que lo hiciera.
—No lo hagas, ella no vale la pena, no pierdas más tu tiempo con una mujer de esa calaña, eres un hombre que merece una mujer de verdad a tu lado, no pierdas la cabeza por una interesada como lo es Charlotte —Madison con sus palabras buscaba manipular a Liam.
Todos fijaron la mirada en Liam, Madison con la mirada le indicaba que tomara asiento, el profesor llevó las manos dentro de los bolsillos y espero paciente para dar inicio a su clase.
En el interior Liam solo quería salir corriendo trás de Charlotte, la mujer que amaba, pero a su vez Madison tenía razón, conocía perfectamente a su padre y sabía que ante el más mínimo llamado de atención caería sobre él fuertes llamados de atención y castigos que iban más allá de lo económico.







