La música retumbaba, Charlotte se encontraba estática parada frente al espejo, con la mirada barrió su cuerpo, estaba lista para salir y brindar su mejor espectáculo, aquella doble vida presionaba su cuello llevándola a sus límites. Unos cuantos golpes a la puerta hicieron que volviera en aquella oscura realidad, exhaló con fuerza mientras llevó la mano hasta la mesa, tomó el antifaz y lo colocó en su rostro. —Adelante —Índico con un tono de voz desanimado. La puerta se abrió, Charlotte a través del espejo observó el rostro de su jefe, un hombre sin sentimientos, que su único interés era claramente el dinero, lo que sus trabajadoras sintieran o quisieran a él no le importaba.—Iba de salida, no hay necesidad de su presión, ya sé que debo cumplir con mi trabajo —comentó Charlotte inclinando la mirada.—Ya alguien salió en tu lugar; esta noche no saldrás a bailar para él público —aseguró su jefe con un tono de voz seco.Charlotte de manera brusca giró su cuerpo quedando frente a él,
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