••Narra Frederick••
El doctor Bennett no dudó al momento de hacer su trabajo. Sin el más mínimo temblor o temor, sus manos expertas comenzaron a obrar.
Charlotte yacía inmóvil en la cama, sus pestañas largas acariciaban sus ojeras marcadas. Su respiración era lenta y controlada. Cualquiera pensaría que estaba dormida mientras que el doctor limpiaba la piel lastimada de su costado.
Ella no hacía el más mínimo sonido, demostrando que la anestesia estaba surtiendo efecto.
Tomé su muñeca, sintiendo su pulso latente.
—Esto va a dolerle cuando despierte —murmuró el doctor mientras separaba los bordes inflamados de la herida, usando pinzas esterilizadas.
Observé en silencio como el pus amarillento brotaba bajo presión. Sentí un dolor indescriptible al ver lo que le hacían, lo doloroso que debía ser. Sé que no está sintiendo nada en estos momentos, pero ver lo que le tenían que hacer para mantenerla con vida, rebasaba los límites de lo soportable.
El olor a carne enferma llenó la habitac