Capítulo 40: En nombre de ella.
La camioneta se detuvo afuera del galpón que tenía a mi nombre. El chofer se bajó corriendo y me abrió la puerta.
Era notorio que se había dado cuenta de mi mal humor y no quería ser el objetivo de mi desquite.
Me bajé del coche, conteniendo el coraje que traía adentro.
Sentía una rabia desmesurada por David, por lo que le hizo a Charlotte, por como la lastimó. Pero sobre todo, estaba rabioso conmigo mismo, porque debí haberla cuidado mejor, protegerla. Confió ciegamente en David porque yo la había orillarlo a ello. Me había dedicado a tratarla como un objeto que no le quedó más opción que buscar apoyo en el primer desgraciado que le sonriera.
Dos hombres estaban custodiando el portón del galpón, se inclinaron y lo abrieron para mí. Una vez que entré, lo cerraron.
Lo que encontré ante mí fue majestuoso.
David estaba atado de manos y pies a una silla de madera. Su rostro estaba cubierto de moretones y sangre fresca. Tenía el labio y la frente partida. Al igual que su sien. P