Capítulo 13: Huelga bajo el agua.
Después de esa discusión, Frederick no regresó ese día, ni el día siguiente. Me aplicó la famosa ley del hielo. Mejor para mí, prefería estar con la grata compañía de Cenizas en lugar de ese amargado.
Trataba de entablar conversación con los empleados que venían a realizar la limpieza, pero como siempre, me ignoraban. Algunos me arrojaban miradas recelosas.
Supongo que no les gustaba que su jefe estuviera cuidando a la hija del hombre que lo dejó en la miseria hace años.
Una vez que terminé de almorzar en el comedor, los empleados se habían retirado. Al pasar por el pasillo que daba con mi habitación, noté un retrato en la pared.
Mis ojos se quedaron hipnotizados, observando a aquella bella y joven mujer de cabello rubio y ojos verdes bosques, que estaba perfectamente dibujada. Se parecía mucho a mí.
—Mamá… —susurré.
Mis manos fueron al marco bien cuidado. Este retrato no estaba aquí ayer.
Era el mismo retrato que estaba en mi habitación cuando vivía con mi padre, el que intenta