83. Éramos libres
83
Noelia
Blake aún sostenía mi cintura con una mano protectora cuando su celular vibró. Lo sacó con rapidez, y su rostro cambió apenas leyó el mensaje. Su cuerpo se tensó, su mandíbula se endureció. Ya no era el Blake tranquilo que me acababa de rescatar. Había algo oscuro y urgente en su mirada.
—Tenemos que irnos. Ahora.
—¿Qué sucede? —pregunté, dando un paso tras él mientras él apretaba mi mano y comenzaba a caminar rápido, casi a tirar de mí por la acera.
—Seraphina me necesita —dijo sin mirarme.
Mi pecho se contrajo.
—Sera… ¿ella…? Seraphina está muerta —le dije, con voz baja y quebrada. Lo dijo como si todavía no lo creyera del todo, como si decirlo en voz alta doliera—. Lleva cuatro años…
Lo vi tragar saliva, soltar un suspiro tembloroso y mirar hacia el frente, como si buscar las palabras correctas lo destrozara un poco más.
—No, Seraphina está viva… —agregó finalmente, y su mirada volvió a mí, intensa, culpable—. Yo… hice algo para revivirla. Y ahora me necesita.
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