47. No volvería a dejarla sola
47
Maverick
La noche iba bien.
Los tragos corrían como ríos. Las risas, los chismes de negocios, las propuestas veladas, todo fluía con naturalidad entre los trajes caros y los brindis continuos. La música suave del DJ llenaba el aire como un perfume invisible.
Y entonces, las luces bajaron.
El murmullo se hizo expectante. El escenario se iluminó lentamente, revelando un piano en solitario. Negro, brillante, perfecto. Hubo un silencio breve… hasta que unos tacones resonaron sobre la tarima. Ese sonido seco y elegante rompió mi conversación en seco.
La vi.
Un vestido color borgoña abrazaba su figura como si hubiera sido diseñado para provocarme. Tenía una abertura lateral que trepaba peligrosa hasta casi su cadera, revelando piel tersa y piernas de escándalo. Mi copa quedó suspendida en el aire, olvidada. Sentí un tirón en el pecho y sin pensarlo, me moví. Caminé. Me abrí paso entre las mesas hasta colocarme donde podía verla de frente.
Su cabello rubio estaba recogido en un moño elega