Aunque pienso si es buena idea que yo regrese a la manada por mis objetos de valor, debido a que Edmond no es un hombre que simplemente amenaza, no puedo negarme a al menos despedirme de mis recuerdos y traer conmigo a mis mascotas.
Por lo que, rápidamente me acerco al hombre comprendiendo perfectamente que debo calmarlo.— Ten esto mientras regreso. Si estás muy estresado, puedes oler un poco, las acabo de usar, pequeño pervertido. — digo entregándole mi ropa interior.Quiero morirme de la vergüenza por lo que acabo de hacer, pero reuniendo el valor que tengo, me alejo de donde él se encuentra y giró levemente para observar la sonrisa complacida que me muestra.— Sí que sabes cómo calmarme, querida. — dice él acercando lo que le he dado a su rostro.Antes de que haga algo pervertido delante de mí, me salgo de este pequeño compartimiento y camino hacia l