Capítulo 47

Temprano en la mañana, cuando por fin su turno ha terminado y puede regresar a la posada para descansar, Lilia se toma una avena caliente, que buscó en la cafetería, mientras se conduce a la salida del hospital.

Está tan agotada que siente que podría dormirse en cualquier momento.

—Lilia... —La voz de Bratt la despabila, pero ella no se atreve a encararlo. No después de que él se fuera con otra mujer a hacer quién sabe qué.

—Me voy a dormir a la posada porque me toca turno en la tarde —responde con un tono brusco.

—No tendrás ningún turno hoy, necesitas descansar.

—Ya me anoté, Bratt.

—Me importa una mierda. Tú te vienes conmigo. —Él se le coloca en frente para mirarla a la cara.

—¿Qué? —interpela, estupefacta—. ¿Por qué tendría que irme contigo? ¡Déjame en paz!

—¡Con un demonio, Lilia! Tienes una semana entera trabajando día y noche. ¿Cuál es la necesidad de que te brinques los descansos?

—No es tu asunto, Bratt. Es que ni siquiera entiendo por qué me estás jodiendo cuando deberías e
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