La mañana transcurrió muy de prisa, eran casi las diez cuando los esposos Long salieron de su habitación y bajaron, Catherine estaba dentro de la piscina mientras Violett leía un excelente libro, le gusta mucho la lectura, es su pasión, como muchas otras cosas. Los padres se acercaron, saludaron a sus hijas con mucho cariño, Dolores, estaba trasteando en la cocina, preparaba limonada bien fría, estaban felices, ignoraban todo los que a su alrededor pasaba.
—¡Hola mis amores! —Saluda su padre.
—Holaaa papi, ¿cómo estás? ven, vamos a bañarnos, es un lindo día—le dijo Catherine respondiéndole a su padre, emocionada.
—Más tarde, lo prometo, ahora vamos a estar un rato sentados aquí con ustedes.
—Violett, ¿cómo estás, hija?
—Muy bien pa, tengo un par de días que no veo tu cara, ¿eres tú, quien sale mucho o soy yo la que se va más temprano?
—Quizás sea yo, el que sale mucho más temprano o tal vez más tarde que tú.
—¿Hoy podemos hacer algo papi? La señora Dolores estará con nosotros un rato