Capítulo LXXXI

En la comisaría el oficial Thompson, hacía las preguntas pertinentes a Pamela, ella solo se limitaba a contestar.

—Señora Pamela, ¿cuánto tiempo lleva conociendo a su esposo?

—Toda una vida… veinte años de casados.

—Es bastante tiempo, el suficiente para saber todo de él, ¿no es cierto?

—Supongo que sí, diga ¿qué desea saber?

—Su esposo tenía algunos enemigos, uno en particular.

—No, él nunca tuvo enemigos, no que yo supiera, jamás lo vi metido en problemas hasta aquella vez. Usted conoce el caso.

—Lo sé, señora, pero ¿cómo se llevaba su esposo con las amistades, los trabajadores? ¿Le conoció usted alguna amante?

—Sí, no hace mucho tuvimos un problema personal, él se fue de la casa, tuvimos una fuerte discusión, me confesó tener una amante.

—¿Cómo se llama esa amante?

—Camila Foster.

—¿Esa no es la misma mujer que visitamos, mi colega y yo, a su departamento? ¿La esposa del señor Ascanio Serutti?

—La misma, oficial, ella tuvo una aventura con mi esposo, pero yo lo había perdonado y re
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