Mónica se había sentido cada vez más distante de Dylan desde el incidente con Karla. Era como si una pared invisible se hubiera levantado entre ellos, a pesar de vivir bajo el mismo techo. Cuando Dylan le preguntó si se iría con él al trabajo, Mónica respondió con cautela.
—Puedo tomar el autobús como siempre o pagar un taxi.
Pero esta vez, Dylan no se marchó. En su lugar, detuvo a Mónica agarrándola del brazo y la miró directamente a los ojos. Mónica sabía que había llegado el momento de enfrentar los problemas que los separaban.
—Mónica, lo siento mucho si no te conté que Karla y yo salimos por un tiempo, pero eso ya es parte del pasado. Lo que ella te haya dicho sobre mí no debería afectarte. Al fin y al cabo, yo te he elegido a ti. Tú eres la mujer que me interesa, y no estoy pendiente de si tienes dinero o no. No le hagas caso a Karla.
Mónica bufó, sintiéndose insegura.
—Es que tiene razón, ni siquiera entiendo cómo es que te h