Capítulo 12: El amor humillante de un hombre frío.
Tras los días de prueba, Jacobo le informó a Vania que sería contratada y para ella no hubo noticia mejor que esa. Le entregó dos juego de uniforme, los que debería cuidar y que después debían ser entregados si es que dejaba de trabajar allí.
Ya había sido merecedora de su día libre, pero lo que le sorprendió es que solo haría el turno de inicio, quiso que Jacobo le diera razones, pero solo le dijo que la orden venía del dueño y no había más razones que esas.
Aunque tenía sus sospechas, prefirió no pensar en nada de eso, porque sería demasiada mala suerte que Mateo también fuera el dueño de aquel lugar. Se alista para irse al trabajo, Alina y Roberto no están porque tuvieron que viajar a Niza para el cumpleaños de su abuelo materno y volverán en un par de días.
Deja todo cerrado, baja por el ascensor con una sonrisa porque cada vez piensa menos en Mateo, o eso es lo que ella cree, porque se la pasa trabajando o durmiendo, pero cada segundo libre es para pensar en él.
En el autobú