Todo era culpa de él

Jason tenía una sonrisa burlona en la cara, y cuando vio a Katherine en la cama, apartó educadamente la mirada.

—Sr. Ross, ya es tarde en la mañana, por favor cálmese. No parece que esté gravemente enfermo —sonó la voz burlona de Jason. Katherine se asustó y envolvió con fuerza el edredón, mirando a Anthony con resentimiento.

—¿Cómo va lo del hospital?—. Anthony fue directo al grano, volvió los ojos hacia la mujer que tenía al lado y preguntó con gran interés.

—La situación básica se ha estabilizado. Las agujas se han administrado durante siete días seguidos. Después de la recuperación, se está preparando para la cirugía cardíaca. Jeremy dijo que tienes fiebre alta, así que vine corriendo inmediatamente después del trabajo. Pero veo tu cara llena de brisa primaveral, no como un enfermo.

Jason tenía una sonrisa en toda la cara. Hablaba con seriedad, pero su actitud cambió de inmediato.

El contraste lo tomó un poco desprevenido.

El contexto de esta conversación dejó a Katherine atónita
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