Esperaba una noche plagada de pesadillas, pero, para su sorpresa, no tuvo ningún sueño. Cuando volvió a abrir los ojos, la luz del día inundaba la habitación.
El sonido del otro lado de la puerta les despertó.
—¿Dejaste a Anthony, un paciente, solo en la habitación toda la noche? ¡Eso es indignante! ¡Abra la puerta! —resonó la voz de Sofía, seguida de la forzada apertura de la puerta. Se quedó boquiabierta al ver a Katherine y Anthony entrelazados en la cama, y su rostro se contorsionó en una mueca de ira extrema.
Katherine volvió a la realidad y apartó de inmediato a Anthony, levantándose para ajustarse la ropa desaliñada.
Sofía forzó una sonrisa y preguntó preocupada: —Anthony, ¿cómo te encuentras? Estaba tan preocupada por ti que tuve que irrumpir cuando me enteré de que no había asistentes aquí anoche. Por favor, no me culpes....
Miró tímidamente a Katherine. —Katherine, tú también estás aquí. ¿Cuidaste a Anthony anoche? Estoy muy agradecida.
En sus palabras, Sofía ya había asumid