—No podía... dejar que te lastimara... —susurró con voz entrecortada, mientras la sangre continuaba manando de su herida.
Héctor, que aún luchaba con Sofía, aprovechó la distracción de esta para arrebatarle finalmente el arma. Sofía gritó de furia al ver cómo sus planes se desmoronaban. Héctor la redujo rápidamente, inmovilizándola con firmeza, pero Katherine apenas podía prestar atención a lo que sucedía a su alrededor. Su mundo se había reducido al hombre que tenía frente a ella, que ahora se encontraba al borde de la muerte.
—Aguanta, Anthony... —le suplicó, con lágrimas deslizándose por sus mejillas—. No puedes dejarme ahora. No después de todo...
Pero Anthony apenas podía responder. Su respiración era cada vez más errática, y Katherine sintió cómo el pánico se apoderaba de ella. Si moría... no sabía cómo seguiría adelante.
Katherine lo miraba con los ojos llenos de lágrimas. A pesar de todo lo que había pasado, todo el sufrimiento, las mentiras y los secretos, su corazón aún latí