—Está bien —respondió ella, su voz más suave de lo que cualquiera en la sala la había escuchado en mucho tiempo—. Todo está bien.
La escena era casi idílica, como si el tiempo se hubiera detenido por un momento en el que solo existían ellos dos y el bebé que esperaban. Oscar y Malcolm, quienes estaban presentes en la sala, se quedaron en silencio, observando esa muestra de afecto tan natural entre Héctor y Katherine. Ambos intercambiaron miradas, pero ninguno se atrevió a interrumpir el momento.
Héctor, sin poder contener sus sentimientos, llevó su mano al rostro de Katherine con la misma ternura con la que había tocado su vientre. Sus dedos recorrieron su mejilla, y sin decir una palabra más, inclinó su rostro para besarla en los labios. Fue un beso suave, pausado, lleno de significado. Katherine, lejos de rechazarlo, respondió con la misma ternura. Cerró los ojos, entregándose por completo a ese momento.
No había dudas ni miedos en el beso, solo una conexión profunda entre dos perso