Ese tipo de resentimiento no podía disiparse en un día o dos. No podía olvidar el pasado, ni podía olvidar a Katherine.
Sofía le acompañó a terminar el desayuno antes de volver tranquilamente a su habitación.
Cuando la figura de Sofía desapareció al doblar la esquina, Anthony llamó a su ayudante y le ordenó con voz grave: —Envía a alguien a buscar a Katherine y tráela cuanto antes.
—Sr. Ross...
El ayudante miró a Anthony algo desconcertado, sin comprender sus intenciones.
—Viva o muerta, quiero verla—. Los ojos de Anthony brillaron con un odio abrasador. —¡No creo que ella pueda desaparecer de la tierra!
Usara el método que usara, Anthony quería ver a Katherine reaparecer ante él.
La insistencia de Anthony hizo que el ayudante se sintiera impotente, pero no tuvo más remedio que acceder.
Lo que Anthony quería hacer se haría inevitablemente hasta el final, y no podría solucionarse con la persuasión de nadie.
El ayudante sólo podía prometer que se pondría en marcha, pero en realidad no s