Para Katherine, esto fue sin duda una bendición.
—¿Estás preguntando por el estado de tu padre?
Oscar sonaba como si estuviera hojeando unos materiales, y en el teléfono se oía un crujido de páginas que pasaban.
—No se trata sólo de eso—, dijo Katherine con calma. —¿Puedes manejar una demanda de divorcio?
Al oír esta pregunta, Oscar se quedó obviamente estupefacto, y entonces preguntó: —¿Quieres divorciarte de Anthony?
Oscar sabía lo despiadado que era Anthony con ella. Hacía tiempo que circulaba en el círculo que Katherine era tratada como un objeto de subasta.
Pero el valor de Katherine para dar ese paso aún sacudía ligeramente el corazón de Oscar.
—Sí, ya me he decidido y no quiero esperar ni un momento más.
Una vez había esperado convertirse en la Sra. Ross, pero ahora el título le resultaba repulsivo.
Katherine ya no quería tener nada que ver con Anthony, aunque lo mencionaran, le daba náuseas y la incomodaba.
—Vale, te ayudaré a redactar el acuerdo de divorcio y se lo enviaré.
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