Sonreí mientras avanzaba hacia el campo de entrenamiento, cada paso medido y lleno de confianza.
La multitud se abría ante mí, susurros flotaban a mi paso.
Mi voz cortó el murmullo con firmeza y claridad.
—Estoy aquí para la selección Gamma. Ni siquiera he subido al escenario, ¿cómo es que Valeria ya fue nombrada Gamma?
Los miembros de la manada se miraron entre sí, sin saber cómo responder.
Valeria, aún en su forma Gamma mejorada, volvió a transformarse en humana y se vistió rápidamente con la túnica que le habían ofrecido.
Su arrogancia anterior había sido reemplazada por una cautela calculada.
—Qué momento tan oportuno, Alejandra. —Dijo, su voz resonando por el campo. —Podrás presenciar mi ceremonia de victoria.
Aunque intentaba mantenerse tranquila, noté el destello de inquietud en sus ojos. Inclinó la cabeza y me preguntó con frialdad:
—Ale, parece que no tienes ningún elixir con qué competir, ¿verdad? No causes más problemas. Ya hiciste suficiente ridículo.
Varios miembros de la