Corrí hacia el bosque con todas mis fuerzas, y detrás de mí, los pasos pesados de Ricardo golpeaban el camino de tierra. Podía oír su respiración entrecortada mientras se esforzaba por alcanzarme.
—¡Alejandra! ¡Detén esta locura ahora mismo! —Gritó, su voz resonando por el claro.— ¡Mañana es el día de la selección Gamma y te estás escapando ahora? ¿Te volviste loca?
Seguí corriendo, mis piernas se impulsaban con más fuerza a cada zancada. Luna me empujaba desde dentro, dándome energía.
La voz de Ricardo se volvió más desesperada:
—¡Has trabajado por más de una década! ¿No fue todo para convertirte en la Gamma de la manada? ¿Cómo puedes rendirte en este momento?
Estaba cada vez más cerca. Podía sentir su frustración ardiendo a mis espaldas.
—¡Piensa en lo que estás tirando por la borda! ¡Con tu talento y disciplina podrías preparar cualquier elixir, derrotar a todos y convertirte en la Gamma con la que siempre soñaste!
Su voz era grave, cada palabra sonaba como una perla de sabiduría, c