Capítulo 37
Vicente cerró su laptop y se volvió hacia ella.

—¿Importante?, después de cenar te noté algo inquieta y pensativa… ¿Estás embarazada?

—¡No!... ¿Pero por qué lo dices? ¿Estoy gorda?

—¡Oh, cielos!... Esa la clase de pregunta en que no importa cuál respuesta de, siempre te vas a molestar conmigo. ¿Verdad?

—¡Exagerado! Si me dijera que estoy pasada de peso, me pondría a hacer ejercicio, aunque nunca lo he hecho.

—¿En serio? ¿Ese cuerpazo que tienes lo esculpió la naturaleza? ¡Vaya! Qué naturaleza tan sabia.

—Está bien, adulador, te perdono que me hayas dicho gorda.

—No te dije gorda, ¡Estás perfecta!... ¿Qué es lo importante que me vas a decir?

—Prométeme primero que no te vas a molestar conmigo por no haberte dicho.

—¿Tan grave es? —preguntó preocupado.

—Desde tu punto de vista no lo sé. Pero promételo…

—Sofía, eso es infantil, porque como voy a saber si me voy a molestar o no.

—Si quieres no lo prometas, pero si te enojas conmigo no tendremos sexo por un mes.

—¡Eso es chanta
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