POV: Catalina
La mañana en el penthouse era hiriente.
El sol del desierto entraba a raudales por los ventanales de seis metros, iluminando cada mota de polvo inexistente sobre el mármol blanco.
Khalid estaba sentado a la cabecera de la mesa.
Leía las noticias financieras en su tablet.
Bebía café negro. Sin azúcar.
Parecía un rey en su trono de cristal.
Yo estaba a su derecha.
Removía mi té de jazmín con una cucharilla de plata.
Clink. Clink. Clink.
El sonido era lo único que rompía el silencio opresivo.
No había dormido.
Cada vez que cerraba los ojos, veía la lista de nombres en su teléfono.
Sera. Layla. Vivienne.
Y Tatiana.
La "consultora". La amante. La mujer que quería mis tierras.
Miré a Khalid.
Llevaba una camisa azul cielo, arremangada hasta los codos. Se veía fresco. Descansado.
¿Cómo podía dormir tan bien con tanta basura en la conciencia?
Necesitaba decir algo.
Necesitaba ver si podía romper esa fachada de hielo.
—¿Tienes muchas reuniones hoy? —pregunté.
Mi voz sonó ronca.
Kh