118. Soy tuyo.
—No tenías ningún derecho —Altagracia arremete por más que sea el último hombre que creyó que caería en éstas clases de bajezas—. Ninguno, Juan Carlo.
Juan Carlo no parece mínimamente afectado por las palabras de su prima. Hay algo difícil de descifrar en su mirada vacía, algo que no había visto antes, algo que realmente la hace dudar de que sea verdaderamente su primo.
—Tú estabas muerta, ¿recuerdas? —Juan Carlo le advierte con un tono de voz tranquilo—. Nada cambiara que tu familia arruinó a la mía. Estaba a nada de hacer realidad el infierno para Los Reyes.
—¿Cómo se te ocurre, Juan Carlo? No querías vengarte, querías asesinarme. Y sí, estuve muerta. Sí, lo hiciste —Altagracia da un paso hacia él—, pero fallaste.
Hay una pequeña reacción en el rostro de Juan Carlo, no lo suficiente como para creer que ha caído en la resignación de haber perdido.
—No hay ni un solo día en que no me regocije por lo que te sucedió. Los Reyes son una escoria. Tú eres una escoria —Juan Carlo finalmente