James pasó su mano de nuevo por la larga cabellera de Isabella, peinándola con los dedos, mientras le susurraba al oído lo mucho que la amaba.
— Isa, te siento muy tensa, ¿Pasó algo en la oficina hoy? — Su intuición no fallaba cuando se trataba de ella.
— Me conoces bien — ella admitió.
— Sí, pero todavía no puedo saber en lo que estás pensando, necesito que me lo digas.
— Lo siento, no quería preocuparte — ella bajó la mirada.
— ¿Y qué podría preocuparme ahora que estamos juntos? — Él casi se rio, no creía que hubiera muchas cosas que pudieran empeñar su felicidad.
Isabella hizo un largo silencio antes de hablar.
— Hoy vino Astrid a mi oficina de nuevo — dijo con cuidado.
James se incorporó para mirarla.
— ¿De q