—Busco a mi padre — al fin contestó con un deje de duda en su voz.
—Soy Isabella, si quieres, podemos esperarlo juntos, para que no estés solito — ofreciéndole una sonrisa.
—Sí, gracias — asintiendo con la mirada profundamente azul que desconcertaba a Isabella y le parecía tan familiar.
—¿Quieres comer algo?
El niño volvió a dudar y ella lo notó. Prefirió no presionarlo.
—Si no quieres, no importa, es mejor así, no debes recibirle nada a personas extrañas, es peligroso.
—Mi mami me decía eso… — con una extraña melancolía en el tono de su voz.
—¡Entonces es una mamá muy inteligente, te ama y te cuida mucho!
—Ya no me cuida, ella ya no está.
La mirada del pequeño se oscureció e Isabella sintió un fuerte deseo de abrazarlo, pero se contuvo.
—¿Por qué ya no está tu mami? — inclinándose hasta la estatura del niño.
—Ella murió — dijo con tristeza — Ya no importa, hacía mucho que ya no vivía con ella, así que no la vi desde hace mucho tiempo.
Isabella dedujo que sus padres estarían divorciad