Capítulo171
Después del baño de hierbas, Isabelita sintió su cuerpo completamente caliente, relajado y desfatigado. Antes de acostarse, Juana le trajo un recipiente con agua medicinal para remojar los pies junto con un par de piedras volcánicas, diciendo que debía hacerlo todas las noches.

Isabelita, obediente, sumergió los pies en el agua caliente por un rato y se froto suavemente con las piedras volcánicas haciendo sutiles masajes, dejándose llevar por un efecto destensionante de ]relajación, luego bebió una taza de té relajante, preparado según la receta del doctor Dagel, para ayudarla a dormir.

Desde su regreso del campo de batalla, solo los primeros dos días había dormido como si estuviera muerta. Pero, al disiparse el agotamiento, ya no lograba conciliar el sueño. Incluso cuando lograba dormir, las pesadillas la atormentaban sin tregua.

Imágenes de su padre, hermanos y familiares, seres queridos antes tan vivos, aparecían convertidas en charcos de sangre, en múltiples escenarios de completo
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