Capítulo 9
Vaena se restregó con ira la parte afectada, se suponía que debía dolerle mientras lo hacía, sin embargo, no hubo dolor, y era porque no había quemadura.

En el momento que Vanea se lanzó el te encima, este verdaderamente no cayó en su cuerpo, sino en la mesa, lo que cayó sobre su cuerpo, fue agua fría que tenía en la mesa.

Cuando Burak la llevó al hospital, y se quedó sola con el médico, Vaena lo convenció de que no dijera nada.

Al fin de cuentas, su cuerpo si estaba enronchado, pero no era por el agua caliente, sino, porque la piel de Vaena era sumamente sensible, si ella se restregaba con furia, está se enronchaba, y la ronchas permanecían por varias horas y días.

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En la quietud de la noche, Burak observaba a la mujer de la cama.

El cuerpo de Esra estaba encogido en modo fetal, mientras dormía profundamente.

La mano de Burak se deslizó sobre la piel suave de Esra, pero no la tocó.

La pasó a un milímetro de distancia, mientras sus pensamientos estaban hechos
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