90. El cuento de hadas ha terminado
Me despierto con Ethan besándome la nuca. Por un segundo me pregunto cómo será volver a Chicago después de todo lo que hemos vivido aquí.
Carmel, con su cielo infinito y el rumor constante de las olas, me ha regalado una libertad que ni sabía que necesitaba. Y Ethan… ha sido la encarnación de eso.
—Buenos días, perdición —su aliento me roza la oreja y me arranca una sonrisa antes de abrir los ojos.
—Buenos días —murmuro, acurrucándome más en sus brazos antes de mirarlo.
—¿Has dormido bien?
—Mucho —sonrío, recordando lo de hace unas horas—. Aunque tú no me has dejado dormir demasiado.
—Y no me arrepiento ni un pelo —dice, riendo, antes de tumbarse sobre mí.
Ethan me acaricia el pelo, me mira y me besa despacio. Cuando se aparta, suelta un suspiro largo.
—Lo peor de volver a Chicago será despertarme sin ti al lado —dice en voz baja, rozándome la mejilla.
Antes de que pueda contestar, sus labios bajan a mi cuello y me arrancan un suspiro. Sus manos recorren mi cuerpo mientras r