89. Es una promesa
Ethan me atrae hacia un beso tranquilo que pronto se vuelve intenso. Me giro en su regazo para ponerme de frente, una pierna a cada lado, mientras él me aprieta la cintura.
Me agarro a su pelo cuando baja los labios a mi hombro, apartando la tela del albornoz para besar mi piel. La barba incipiente me raspa el cuello y se me escapa un gemido bajo.
—Ethan… —suspiro su nombre cuando sus dedos recorren mi espalda y me arqueo contra él.
Sonríe, satisfecho, y sigue la senda de besos hasta mis pechos. Cuando su lengua roza mi pezón y la mano envuelve el otro, un gemido se me escapa sin querer.
Instintivamente, me muevo sobre su regazo, sintiendo su erección presionar mi intimidad. Sus manos firmes me sujetan las caderas, controlando el ritmo.
—Si sigues así, voy a olvidar dónde estamos —murmura, volviendo a besarme con más urgencia.
—Pues olvídalo —lo provoco, restregándome despacio.
—No. No quiero que nadie vea lo que es solo mío —responde, antes de levantarse conmigo en brazos.
Ri