Punto de vista de Maverico.
Me dolió ver atenuarse esos hermosos ojos dorados. Armonía pasó junto a nosotros sin expresión; sabía que no quería hacerlo, pero lo hizo igual.
Todos nos volvimos para verla alejarse. Con la cabeza en alto y la espalda recta, sus pasos fueron firmes. Sin embargo, sus manos la delataron: no temblaban, pero tenía los puños apretados.
La habitación estaba en un silencio mortal mientras todos la mirábamos salir de vista. Giré la cabeza y miré a todos en esta sala.
—Nunca volverá a levantar un arma con ese propósito. —afirmé mientras miraba a mis presidentes y a los otros miembros.
—Nunca lo hará, no de nuevo. Ve tras ella, Mav, asegúrate de que esté bien. Porque sé que no lo estará. —dijo Rebel mientras me apretaba el hombro, y yo la miré. Asentí con la cabeza y salí a seguir a Armonía. Corrí por la prisión y salí al exterior. Miré a mi alrededor en busca de ella, parpadeando por el resplandor de la nieve.
Seguí sus huellas en la nieve, y se había movido detrás